
Su nombre científico es Luffa cilíndrica, y proviene de la familia Cucurbitacea a la que también pertenecen frutos mucho más conocidos como la calabaza, el calabacín o el pepino. Para conseguir que la luffa se convierta en una esponja de uso cotidiano se deja madurar el fruto, se recolecta, se pela, se quitan las semillas y se deja secar por unos meses. Este proceso permite limpiar y ablandar las fibras para que sus primeros usos sean más amables dando como resultado una luffa de gran calidad.
Por último, las fibras de luffa resultantes se destinarán a la elaboración de productos naturales para el cuidado personal, como las esponjas vegetales, los estropajos de cocina o los discos de exfoliación. Los productos con luffa son 100% biodegradables.
Todo el proceso para la elaboración de las esponjas, estropajos y discos vegetales se realiza de manera artesanal, cultivando y recolectando la luffa en el Parque Natural de las Sierras Subbéticas, y transformándola con nuestras manos, de forma sostenible, con el máximo respeto y cuidado por el planeta y las personas.